RAÍZ

La cutícula de mi ombligo
se estira y se encoje
en cada latido.

Son mis primeras palabras
tus primeros recuerdos.
Ese trozo de pellejo
casi transparente
que unido a ti
y a mí,
sirve de ancla.

Tengo un trozo de piel que nos es mía,
se defiende como puede
a través de mi cuerpo.
Se enreda cada día mas fuerte
y siento que se acerca al corazón.

La noté en un suspiro,
un día que paseaba a tu lado,
aquel día de viento
un trueno me unió a la tierra.
Quise morderla
romperla con mis manos.

Raíz que antes me dio alas,
hoy se cobija en el alma
y a su calor me agarro.

Crece buscando agua
este pellejo que no es mío
anclado a las costillas
y se alimenta
de la savia
que una vez
meció mi cuna.


SEPTIEMBRE

Septiembre es una bendición,

Septiembre pertenece a los dioses.

El viento me sorprende
con melodías lejanas
y el cielo
raso de nubes,
me impone silencio
mientras las sirenas
abajo braman
seguidas de un séquito
de furor, resaca diaria.

Septiembre es una bendición
para aquel que lejos
del carcelero tiempo,
reposa unos instantes su alma,
mientras aún resuenan
murmullos de olas
y gentío de playa.

El verano pasa por su
anciana etapa.
Atrás deja su niñez
marcada en un cuaderno
en el cual yo,
apenas he tomado notas.

Me acoge más el calor que huye
del hastío
y se cobija en casa
para mondar los días
cual fruta prohibida
de este rincón elíseo.

La ofrezco a mis dioses,
y septiembre me bendice
con su piel de manzana.