VISITA RITUAL

Todos tenemos amigos de toda la vida.
En particular, lo mas positivo de las antiguas amistades, es que te avalan diez o quince años de experiencia y evolución, es decir, que seguro que guardas anécdotas de pequeños, o de no tan pequeños, que son como as en la manga y viceversa.
Es un arma de doble filo.
Positivo también es el tiempo, que se ha llevado todas las preguntas que te haces cuando no conoces muy bien a alguien. Ya sabes como son, ya saben como eres, lo que quieren, lo que quieres, lo que no quieres y en definitiva la confianza da asco, nadie lo tiene en cuenta y en mi caso no me importa caerles mal.

La mama de Mario y la mía se conocieron en el parque un día de tirón de pelos y caídas de culo, el fue el primero que se puso a llorar, y aun se lo recrimino por chivato, que no me hubiera quitado la pelota. Desde entonces hasta ahora somos vecinos, pero el sigue viviendo con sus padres y yo me he independizado.

A el le digo que es de profesión feliz casi un poco en modo de mofa pero sin mala intención creo yo, es un buscavidas pero vive bien al final el muy truhán.
Es esa persona, que apenas tiene problemas, con vida sencilla o aparentemente. En definitiva sin grades responsabilidades y con mucha imaginación y sobre todo muuucho tiempo.

El ritual de la visita era siempre el mismo,
Una cerveza, un pitillo y eso era mi reloj de arena.

Aquél día se encontraba eufórico, movía sus cabeza cual tijera y los ojos acariciaban su nuca en pocos segundos.
Giraba el cuerpo y lo paseaba hacia otra parte de la casa.
Mientras tanto yo, seguía con mis quehaceres, absorbida por una necesidad imperiosa de tenerme distraída el máximo tiempo posible, sin ocultar que tarde o temprano volvería a trabajar y ya no podría gozar de esos chutes de manualidades en un querer reformar mi pequeño hogar…que le hacía falta.
De profesión feliz,
Aunque a veces parezca tremendamente preocupado, quizás solo se esté preguntado que temperatura tiene el viento, recordando besos de fresas o una buena frase de una canción con la que darte la vara.
Sus ojos delatan su vaivén de pensamientos, si no hubiera paredes sus pies en pocos segundos lo llevarían al infinito y en instantes estaría de vuelta, mientras a voz limpia te mete prisa en un querer hacer un no sé qué.
Como un chiquillo, intenta leer tus pensamientos clavando sus ojos en los tuyos, su cabeza se sigue moviendo cual tijera que corta el viento, que corta el silencio.

Justo ahí paro: Déjame anda! Y le propongo algo que hacer, a la vez que voy de una habitación a otra, moviendo esto, moviendo lo otro.
El se ríe, sabe que me está poniendo nerviosa, gira su cuerpo y lo pasea hacia otra parte de la casa.
Silencio, calma, aire y viento, cada uno absorbido con cualquier cosa
unas risas…y tarde o temprano, toma su decisión, la casa se le ha quedado pequeña y conmigo se está aburriendo.
Hay momentos en los que me gusta aburrir, eso un secreto.

-Oye, me marcho- sus ojos están relajados pero miran fijamente esperando ansioso un buen plan.
Ni me lo pienso, le confirmo con un “Vale” seguidamente de un “si acaso luego te llamo” quiero terminar lo que estaba haciendo.
Mario gira su cuerpo, se despide y lo pasea más allá de mis muros.
Lanzo un adiós seco desde la cocina. La puerta se cierra.

Yo parece que descanso
…y entonces me siento mal.
Luego recuerdo que siempre ha sido así y termino riéndome.


FIN

Esta historia no es real, los personajes no existen, ni existe Mario, ni su mama, ni el parque.

Lo escribo solo para agradecer a mis amigos sus visitas, se que cuesta sacarme de casa y que soy una petarda.
(Ahórrense análisis, esto no es literatura)

2 comentarios:

  1. Muy chulo! Me encanta la deszcripcion que haces del chico: la cabeza que se me mueve cual tijera y sus ojos que se posan en su nuca!
    Y si que eres una petarda! En eso estoy de acuerdo!!!!

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  2. JAJAJA...y lo que nos reímos tu yo!!!

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